domingo, 26 de diciembre de 2010

POEMA XIII


De: Diego De Castro Korgi


Otros amaneceres nos cubrirán;  otro manto 
extenderá de calor el abrazo de la noche; 
otro sueño navegará en tus sienes, con lunas 
o con soles y con otros sueños míos en tu piel.

El día se erigirá como tu eres;  tendrá  fulgores
y rayos cálidos, sonidos lejanos de voces 
ilusionadas, enredaderas de brumas plateadas
y el sol en tu frente con la aurora proyectada.

Nostalgias del tiempo ido tendremos en los ojos, 
nostalgias de voces,  adioses y reencuentros.
Mi mano por tus besos recorrida será la que
una vez acarició con fuerza tus noches febriles.

La noche reinará como tu eres; total y absoluta:   
con un manto inmenso de lunas vestida
cubriendo lo que el día ha dejado. Allí donde
el innegable amor reina sobre besos y deseos.

2007


miércoles, 22 de diciembre de 2010

Borges 1964

Aurora 2         De Castro/04



























I
Ya no es mágico el mundo. Te han dejado
Ya no compartirás la clara luna
Ni los lentos jardines. Ya no hay una
Luna que no sea espejo del pasado,
Cristal de soledad, sol de agonías.
Adiós las mutuas manos y las sienes
Que acercaba el amor. Hoy sólo tienes
La fiel memoria y los desiertos días.
Nadie pierde (repites vanamente)
Sino lo que no tiene y no ha tenido
Nunca, pero no basta ser valiente
Para aprender el arte del olvido.
Un símbolo, una rosa, te desgarra
Y te puede matar una guitarra.



II
Ya no seré feliz. Tal vez no importa.
Hay tantas otras cosas en el mundo;
Un instante cualquiera es más profundo
Y diverso que el mar. La vida es corta
Y aunque las horas son tan largas, una
Oscura maravilla nos acecha,
La muerte, ese otro mar, esa otra flecha
Que nos libra del sol y de la luna
Y del amor. La dicha que me diste
Y me quitaste debe ser borrada;
Lo que era todo tiene que ser nada.
Sólo me queda el goce de estar triste,
Esa vana costumbre que me inclina
Al sur, a cierta puerta, a cierta esquina.


El otro, el mismo (1964)
PRÓLOGO 
De los muchos libros de versos que mi resignación, mi descuido y a veces mi pasión fueron borroneando, El otro, el mismo es el que prefiero. Ahí están el Otro poema de los dones, el Poema conjetural, Una Rosa y Milton, y Junín, que si la parcialidad no me engaña, no me deshonran. Ahí están asimismo mis hábitos: Buenos Aires, el culto a los mayores, la germanística, la contradicción del tiempo que pasa y de la identidad que perdura, mi estupor de que el tiempo, nuestra substancia, pueda ser compartido.
          Este libro no es otra cosa que una compilación. Las piezas fueron escribiéndose para diversos
moods y momentos, no para justificar un volumen. De ahí las previsibles monotonías, la repetición de la palabras y tal vez líneas enteras. En su cenáculo de la calle Victoria, el escritor —llamémoslo así— Alberto Hidalgo señalo mi costumbre de escribir la misma página dos veces, con variaciones mínimas. Lamento haberle contestado que él era no menos binario, salvo que en su caso particular la versión primera era de otro. Tales eran los deplorables modales de aquella época, que muchos miran con nostalgia. Todos queríamos ser héroes de anécdotas triviales. La observación de Hidalgo era justa; Alexander Selkirk no difiere notoriamente de Odisea, libro vigésimo tercero, El puñal prefigura la milonga que he titulado Un cuchillo en el Norte y quizá el relato El encuentro. Lo extraño, lo que no acabo de entender, es que mis segundas versiones, como ecos apagados e involuntarios, suelen ser inferiores a las primeras. En Lubbock, al borde del desierto, una alta muchacha me preguntó si al escribir El Golem, yo no había intentado una variación de Las ruinas circulares; le respondí que había tenido que atravesar todo el continente para recibir esa revelación, que era verdadera. Ambas composiciones, por lo demás, tienen sus diferencias; el soñador soñado está en una, la relación de la divinidad con el hombre y acaso la del poeta con la obra, en la que después redacté.
          Los idiomas del hombre son tradiciones que entrañan algo de fatal. Los experimentos individuales son, de hecho, mínimos, salvo cuando el innovador se resigna a labrar un espécimen de museo, un juego destinado a la discusión de los historiadores de la literatura o al mero escándalo, como el
Finnegans Wake o las Soledades. Alguna vez me atrajo la tentación de trasladar al castellano la música del inglés o del alemán; si hubiera ejecutado esa aventura, acaso imposible, yo sería un gran poeta, como aquel Gracilazo que nos dio la música de Italia, o como aquel anónimo sevillano que nos dio la de Roma, o como Darío, que nos dio la de Francia. No pasé de algún borrador urdido con palabras de pocas sílabas, que juiciosamente destruí.
          Es curiosa la suerte del escritor. Al principio es barroco, vanidosamente barroco, y al cabo de los años puede lograr, si son favorables los astros, no la sencillez, que no es nada, sino la modesta y secreta complejidad.
          Menos que las escuelas me ha educado una biblioteca –la de mi padre-; pese a las vicisitudes del tiempo y de las geografías, creo no haber leído en vano aquellos queridos volúmenes. En el
Poema conjetural se advertirá la influencia de los monólogos dramáticos de Robert Browning; en otros, la de Lugones y, así lo espero, la de Whitman. Al rever estas páginas, me he sentido más cerca del modernismo que de las sectas ulteriores que su corrupción engendró y que ahora lo niegan.
          Peter escribió que todas las artes propenden a la condición de la música, acaso porque en ella el fondo es la forma, ya que no podemos referir una melodía como podemos referir las líneas generales de un cuento. La poesía, admitido ese dictamen, sería un arte híbrido: la sujeción de un sistema abstracto de símbolos, el lenguaje, a fines musicales. Los diccionarios tienen la culpa de ese concepto erróneo. Suele olvidarse que son repertorios artificiosos, muy posteriores a las lenguas que ordenan. La raíz del lenguaje es irracional y de carácter mágico. El danés que articulaba el nombre de Thor o el sajón que articulaba el nombre de Thunor no sabía si esas palabras significaban el dios del trueno o el estrépito que sucede al relámpago. La poesía quiere volver a esa antigua magia. Sin prefijadas leyes, obra de un modo vacilante y osado, como si caminara en la oscuridad. Ajedrez misterioso la poesía, cuyo tablero y cuyas piezas cambian como en un sueño y sobre el cual me inclinaré después de haber muerto.

J.L.B.

domingo, 19 de diciembre de 2010

Canción De La Vida Profunda

 Porfirio Barba-Jacob

De Álbum familiar.  Postales de A.Ariza.  Bogotá. 1930

 

El hombre es una cosa vana, variable y ondeante…
MONTAIGNE


Hay días en que somos tan móviles, tan móviles,
como las leves briznas al viento y al azar.
Tal vez bajo otro cielo la Gloria nos sonríe.
La vida es clara, undívaga, y abierta como un mar.

Y hay días en que somos tan fértiles, tan fértiles,
como en abril el campo, que tiembla de pasión:
bajo el influjo próvido de espirituales lluvias,
el alma
está brotando florestas de ilusión.
Y hay días en que somos tan sórdidos, tan sórdidos,
como la entraña obscura de oscuro pedernal:
la noche nos sorprende, con sus profusas lámparas,
en rútiles monedas tasando el Bien y el Mal.

Y hay días en que somos tan plácidos, tan plácidos…
(¡niñez en el crepúsculo! ¡Lagunas de zafir!)
que un verso, un trino, un monte, un pájaro que cruza,
y hasta las propias penas nos hacen sonreír.

Y hay días en que somos tan lúbricos, tan lúbricos,
que nos depara en vano su carne la mujer:
tras de ceñir un talle y acariciar un seno,
la redondez de un fruto nos vuelve a estremecer.

Y hay días en que somos tan lúgubres, tan lúgubres,
como en las noches lúgubres el llanto del pinar.
El alma gime entonces bajo el dolor del mundo,
y acaso ni Dios mismo nos puede consolar.

Mas hay también ¡Oh Tierra! un día… un día… un día…
en que levamos anclas para jamás volver…
Un día en que discurren vientos ineluctables
¡un día en que ya nadie nos puede retener!


Poeta colombiano (1883-1942)en 1895 inició su peregrinaje, que lo llevo por varias ciudades del país y, a partir de 1907, a Centroamérica y Estados Unidos.
Fundó en Bogotá, hacía 1902, el periódico literario El Cancionero Antioqueño, que dirigió como Marín Jiménez. Su primera novela Virginia, fue incautada por "inmoral" por el alcalde de su pueblo natal y se perdió. Entre 1906-1907 escribió sus primeros poemas, que hicieron parte de Campiña Florida donde apareció su más conocido poema, Canción de la vida profunda.
Su vida fue un continuo y desgarrado peregrinaje por diversos países de América. Estuvo radicado en centro América, Cuba, Perú y Mèxico colaborando con toda suerte de publicaciones literarias y políticas. Contradictorio, siempre propenso al escándalo, enriqueció la leyenda sobre su extravagante persona con una producción poética peculiar. Su espíritu errabundo, lleno de pasión y de nostalgia, formó parte esencial de su obra, signada además por la angustia y la sensualidad.
Lírico como ninguno, poseyó el arte maravilloso de unir a la música de las estrofas una embriagadora melodía de pensamientos originales y alucinantes. Murió en la Ciudad de México. Cuatro años después de su fallecimiento, el gobierno colombiano en el año de 1946, trasladó sus restos a Colombia.

jueves, 16 de diciembre de 2010

Epístola Mortal

Eduardo Carranza
La Noche.    De Castro/96

...y no hallé cosa en qué poner los ojos
que no fuese recuerdo de la muerte.
Quevedo

 
Miro un retrato: todos están muertos:
poetas que adoró mi adolescencia.
Ojeo un álbum familiar y pasan
trajes y sombras y perfumes muertos.
(Desangrados de azul yacen mis sueños).
El amigo y la novia ya no existen:
la mano de Tomás Vargas Osorio
que narraba este mundo, el otro mundo...
la sonrisa de la Prima Morena
que era como una flor que no termina
desvanecida en alma y en aroma...
Cae el Diluvio Universal del tiempo.
Como una torre se derrumba todo.
..."Las torres que desprecio al aire fueron"...
Voy andando entre ruinas y epitafios
por una larga vía de Cipreses
que sombrean suspiros y sepulcros.
Aquí yace mi alma de veinte años
con su rosa de fuego entre los dedos.
Aquí están los escombros de un ensueño.
Aquí yace una tarde conocida.
Y una rosa cortada en una mano
y una mano cortada en una rosa.
Y una cruz de violetas me señala
la tumba de una noche delirante...
Ojeo el "Cromos" de los años treinta:
lánguidas señoritas cuyos pechos
salían del "Cantar de los Cantares",
caballeros que salen del fox-trot,
sonreídos, gardenia en el ojal
(y tú, patinadora, ¿a quién sonríes?).
Y esos rostros morenos o dorados
que amó un niño precoz perdidamente.
Amigos, mis amigos, mis amigos,
compañeros de viaje y no-me-olvides:
Teresa, Alicia, Margarita, Laura,
Rosario, Luz, María, Inés, Elvira...
con sus pálidas caras asomadas
en las ventanas desaparecidas...
Panero, Souvirón y Carlos Lara,
Pablo Neruda y Jorge Zalamea,
Jorge Gaitán y Cote y Julio Borda,
Mario Paredes, Mallarino, Alzate...
frente a sus copas de vino invisible
en sus asientos desaparecidos:
están aquí, no están, pero sí están:
(¡oh margarita gris de los sepulcros!)...
... "Sólo que el tiempo lo ha borrado todo
como una blanca tempestad de arena".
El que primero atravesó el océano
volando solo, solo con su arcángel,
y aquel en cuya frente ardía ya
el incendio maldito de Hiroshima,
los guerreros que al aire alzan el brazo
y la palabra libre como un águila
y aviones y estandartes y legiones
pasan cantando, pasan, ya van muertos:
adelante la muerte va a caballo,
en un caballo muerto.
La tierra es un redondo cementerio
y el cielo es una losa funeral.
El Nuncio, el Arzobispo, el Santo Padre
hacia su muerte caminando van:
nadie les grita: ¡detened el paso!
que ya estáis a la orilla: el precipicio
que cae sobre el Reino del Espanto
y en cada paso vais hacia el ayer
y de un momento a otro cae el cielo
hecho trizas sobre vuestras altezas...
Somos arrendatarios de la muerte.
(A nuestra espalda, sigilosamente
cuando estamos dormidos,
sin avisarnos se urden muchas cosas
como incendios, naufragios y batallas
y terremotos de iracundo puño...
que de repente borran de este mundo
el rostro del ahora y del ayer,
llámase amor o sangre y ojos negros...
Y nadie nos había dicho nada.
Alguien sabe el revés de los tapices,
digo, de vuestra vida,
y es el otro, el fantasma quien lo teje...).
Las niñas de Primera Comunión
de cuyas manos vuela una paloma,
las blancas novias que arden en su hoguera,
días y bailes, reyes destronados
y coronas caídas en el polvo,
la manzana y el cámbulo, el turpial,
el tigre, la venada, los pescados,
el rocío, mi sombra, estas palabras:
¡todo murió mañana! ya está muerto.
El polvo es nuestra cara verdadera.
Los Presidentes y los Generales
asomados al sueño del poder
sobre un río de espadas y banderas
llevados por las manos de los muertos,
el agua, el fuego, el viento, la sortija,
los ojos que ofrecían el infinito
y eran dueños de nada,
los cabellos, las manos que soñaban...
¡"fueron sino rocío de los prados"!
La Dama Azul, las flores, las guitarras,
el vino loco, la rosa secreta,
el dinero como un perro amarillo,
la gloria en su corcel desenfrenado
y la sonrisa que ya es ceniza,
el actor y las reinas de belleza
con su cetro de polvo, el bachiller,
el cura y el doctor recién graduados
que sueñan con la mano en la mejilla:
muertos están, si que también las lágrimas:
Todo fue como un vino derramado
en la porosa tierra del olvido.
Tanto amor, tanto anhelo, tanto fuego:
dime, oh Dios mío, ¿en cuál mar van a dar?
"¿Los yunques y troqueles de mi alma
trabajan para el polvo y para el viento?".
Por el mar, por el aire, por el Llano,
por el día, en la noche, a toda hora,
vienen vivos y muertos, todos muertos
y desembocan en el corazón
donde un instante salen a las flores,
los labios delirantes y las nubes
y siguen tiempo abajo, sangre abajo:
¡somos antepasados de otros muertos!
Todo cae, se esfuma, se despide
y yo mismo me estoy diciendo adiós
y me vuelvo a mirar, me dejo solo,
abandonado en este cementerio.
Allá mi corazón está enterrado
como una hazaña luminosa y pura.
Miro en torno, los ojos entornados:
todos estamos contra el paredón:
sólo esperamos el tiro de gracia:
todos estamos muertos, muertos, muertos:
los de ayer, los de hoy, los de mañana...
sembrados ya de trigo o de palmeras,
de rosales o simplemente yerba:
nadie nos llora, nadie nos recuerda.
Sobre este poema vuela un cuervo.
Y lo escribe una mano de ceniza.



Eduardo Carranza (Colombia 1913- 1985) 
Empezó a ser conocido en el campo literario por la publicación de sus poesías en 1931
Fue periodista, catedrático, diplomático y precursor del movimiento Piedra y Cielo. Promovió varias publicaciones culturales y dirigió con gran éxito la Biblioteca Nacional.
Su poesía muestra cuatro temas fundamentales: patria, muerte, amor y tierra.
De su obra sobresalen:
  • Canciones para iniciar una fiesta,
  • Seis elegías y un himno,
  • Ella, los días y las nubes,
  • Azul de ti,
  • Diciembre azul,
  • El olvidado.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

SI...

De: Diego De Castro Korgi

Si te dijera que te veo
como una mañana vestida de realidades,
como una  luz que cruza  y se hunde en los ojos,
como una orla que gira sobre los pensamientos.

Porque has sido
como el caudal del tiempo y lo que en mi recorres,
como una fuerza que pasa y pasará sin pausas,
como el cauce de la vida donde avanzan mis ilusiones.

Si te dijera que te veo
como el día presente llenando de colores los vacíos,
como un  sueño deseado, como un corazón que siente,
como el mediodía jubiloso en el alma ilusionada.

Porque he querido ser
como las cosas que amas, como la paz que necesitas,
como el sol que espera cuando la noche se instala,
como el olvido que enterramos.

Si te dijera que en mi vive
la razón que dan tus manos abrazando mi sueño,
la mirada tuya  naciendo en mi amanecer desolado,
la palabra amor que hoy puedo entender  y escribir.

2007 


martes, 14 de diciembre de 2010

Humildad




                                 De "Palabras de Mujer. Poetas Latinoamericanas" Siglo XXI Editores

lunes, 13 de diciembre de 2010

Midnight dreams

José Asunción Silva.
  
Del Álbum familiar. Postales de A. Ariza, Bogotá, 1930

                   
             Anoche, estando solo y ya medio dormido,             
mis sueños de otras épocas se me han aparecido.
              
Los sueños de esperanzas, de glorias, de alegrías
y de felicidades que nunca han sido mías,
              
            se fueron acercando en lentas procesiones           
y de la alcoba oscura poblaron los rincones.
              
 Hubo un silencio grave en todo el aposento
y en el reloj la péndola detúvose un momento.
              
La fragancia indecisa de un olor olvidado,
llegó como un fantasma y me habló del pasado.
              
Vi caras que la tumba desde hace tiempo esconde,
y oí voces oídas ya no recuerdo dónde.

                  Los sueños se acercaron y me vieron dormido,             
se fueron alejando, sin hacerme ruido
              
y sin pisar los hilos sedosos de la  alfombra 
    fueron deshaciéndose y hundiéndose en la sombra. 



Nacido en una familia rica y culta de Bogotá, Silva, llevó una vida despreocupada, viajando a Inglaterra, Suiza, y Francia en su edad adulta temprana. Sin embargo, con la muerte de su padre y el aumento de las luchas financieras de su familia con experiencia a partir de entonces, Silva se vio obligado a regresar a Colombia. Incapaz de pagar enormes deudas de su familia, Silva aceptó un cargo diplomático en Caracas. Una vez allí, se sentía alentado por los escritores compañeros para seguir su poesía.
En 1895, el trabajo único de los grandes de la prosa de Silva se perdió en un naufragio. Fue, sin embargo, convencido de volver a escribir la novela de la memoria. En 1892, su querida hermana Elvira murió. Bajo el peso de estos dos eventos, además de la ruina económica,  Silva se derrumbó y se suicidó el 23 de mayo de 1896.
Escribió su primer obra, "Primera Comunión", en 1875.


           

domingo, 12 de diciembre de 2010

Conversaciones con otro (III)

De: Diego De Castro Korgi

El grito.  Edvard Munch


Hoy
te parece difícil volver atrás;
las figuras de la realiad absoluta e irreal
se van desdibujando de tu memoria
y solo queda el vago sentimiento
de la pesadez de tus sienes,
del letargo de tus músculos.

Quieres abrir los ojos?
Como indagando ávidamente la luz que venza la persistente tiniebla
Quieres abrir la boca?
Como interrogando constantemente el sentido de tanto sinsentido
Tal vez abrir las manos
como demandando necesariamente la fuerza 
que venza la constante fragilidad.

Porque fuiste agarrándote de esas verdades
que te dijeron inmutables
como un ciego,

como si el mundo se te acabara
si tus manos no palparan
las paredes frías de su patraña

Qué era su risa (la de ellos) sino el triunfo de tu impotencia;
qué era su risa sino el telón de fondo tras  el cual
se escondía la comedia mediocre de la vida...

1981
.

"Les roses" Las rosas (I - X)

Del Álbum familiar. Pstales h. 1930. Bogotá


Rainer Maria Rilke

I
Si ta fraîcheur parfois nous étonne tant,
heureuse rose,
c'est q
u'en toi-même, en dedans, 
pétale contre pétale, tu te reposes.

Ensemble tout évéillé, dont le milieu
dort, pendant qu'innombrables, se touchent
les tendresses de ce cœur silencieux
qui aboutissent à l'extrême bouche.

Si tu frescura a veces nos sorprende tanto,
dichosa rosa,
es que en ti misma, por dentro, 
pétalo contra pétalo, descansas.

Conjunto bien despierto cuyo centro
duerme, mientras se tocan, innumerables,
las ternuras de ese corazón silencioso
que suben hasta la extrema boca.

 II
Je te vois, rose, livre entrebâillé,
qui contient tant de pages
de bonheur détaillé
qu'on ne lira jamais. Livre-mage,

qui s'ouvre au vent et qui peut être lu
les yeux fermés…,
dont les papillons sortent confus
d'avoir eu les mêmes idées.

Te veo, rosa, libro entreabierto,
que contiene tantas páginas
de dicha detallada 
que nadie leerá nunca. Libro-mago

que se abre al viento y se puede leer
con los ojos cerrados...,
del que salen mariposas turbadas
por habérsele ocurrido las mismas ideas.

III
Rose, toi, ô chose par excellence complète
qui se contient infiniment
et qui infiniment se répand, ô tête
d'un corps par trop de douceur absent,
rien ne te vaut, ô toi, suprême essence
de ce flotant séjour ;
de cet espace d'amour où à peine l'on avance
ton parfum fait le tour.

Rosa, tú, oh cosa por excelencia completa
que se contiene en sí misma infinitamente
y que infinitamente se expande, oh cabeza
de un cuerpo ausente de tan suave,
nada te iguala, oh tú, suprema esencia
de este flotante ámbito;
de este espacio de amor en el que, apenas se avanza,
tu aroma nos envuelve.

IV
C'est pourtant nous qui t'avons proposé
de remplir ton calice.
Enchantée de cet artifice,
ton abondance l'avait osé.

Tu étais assez riche, pour devenir cent fois toi-même
en une seule fleur ;
c'est l'état de celui qui aime…
Mais tu n'as pas pensé ailleurs.

Nosotros fuimos, empero, quienes te propusimos
llenar tu cáliz.
Encantanda con ese artificio
tu abundancia lo había intentado.

Asaz rica para llegar a ser cien veces tú misma
en una sola flor;
es el estado de quien ama...
Pero nunca pensaste en otra cosa.

V
Abandon entouré d'abandon,
tendresse touchant aux tendresses...
C'est ton intérieur qui sans cesse
se caresse, dirait-on ;

se caresse en soi même,
par son propre reflet éclairé.
Ainsi tu inventes le thème
du Narcisse exhaucé.

Abandono rodeado de abandono,
ternura contra ternuras…
Es tu interior el que, sin cesar,
parece que se acaricia;

se acaricia en sí mismo,
por su propio reflejo iluminado.
Así inventas el tema
del Narciso que alcanza su deseo.

VI
Une rose seule, c'est toutes les roses
et celle-ci : l'irremplaçable,
le parfait, le souple vocable
encadré par le texte des choses.

Comment jamais dire sans elle
ce que furent nos espérances,
et les tendres intermittences
dans la partance continuelle.

 Una sola rosa es todas las rosas
y es ésta: el irreemplazable,
el perfecto, el dócil vocablo,
que encuadra el texto de las cosas.

Cómo lograr decir sin ella
lo que fueron nuestras esperanzas,
y las tiernas intermitencias
en nuestro incesante partir.

VII
T'appuyant, fraîche, claire
rose, contre mon œil fermé -,
on dirait mille paupières
superposées

contre la mienne chaude.
Mille sommeils contre ma feinte
sous laquelle je rôde
dans l'odorant labyrinthe.
  
Apoyándote, fresca, clara
rosa, contra mi ojo cerrado -,
parecerías mil párpados
superpuestos

contra el mío, ardiente.
Mil sueños contra mi disimulo
bajo el cual voy, errante,
por el perfumado laberinto.

VIII
De ton rêve trop plein,
fleur en dedans nombreuse,
mouillée comme une pleureuse,
tu te penches sur le matin.

Tes douces forces qui dorment
dans un désir incertain,
développent ses tendres formes
entre joues et seins.
  
De tu sueño asaz repleto,
flor por dentro numerosa,
mojada como una llorona
te inclinas sobre la mañana.

Tus suaves fuerzas que duermen
en incierto deseo,
desenvuelven las tiernas formas
entre mejillas y senos.

 IX
Rose, toute ardente et pourtant claire,
que l'on devrait nommer reliquaire
de Sainte-Rose…, rose qui distribue
cette troublante odeur de sainte nue.

Rose plus jamais tentée, déconcertante
de son interne paix ; ultime amante,
si loin d'Ève, de sa première alerte -,
rose qui infiniment possède la perte.

Rosa, por entero ardiente y sin embargo clara,
que tendríamos que llamar relicario
de Santa Rosa..., rosa que difunde
su aroma turbador de santa desnuda.

Rosa ya nunca más tentada, desconcertante
por su paz interior; amante última,
tan lejos de Eva, de su primera alarma -,
rosa que infinitamente posee la pérdida.

X
Amie des heures où aucun être ne reste,
où tout se refuse au cœur amer ;
consolatrice dont la présence atteste
tant de caresses qui flottent dans l'air.

Si l'on renonce à vivre, si l'on renie
ce qui était et ce qui peut arriver,
pense-t-on jamais assez à l'insistante amie
qui à côté de nous fait son œuvre de fée.

 Amiga de las horas en las que nadie queda,
en que todo se niega al corazón amargo;
consoladora cuya presencia atestigua
tantas caricias que flotan en el aire.

Si renunciamos a vivir, si renegamos
de lo que era y de lo por venir,
¿pensamos, acaso, lo bastante en la insistente amiga
que a nuestro lado cumple con su labor de hada?

Traducción: Carlos Cámara y Miguel Ángel Frontán
eldiágoras.


Rainer Maria Rilke (Rainer Maria von Rilke)  (1875  Praga - 1926  Val-Mont,Suiza) es considerado uno de los poetas más importantes en lengua alemana y de la literatura universal.  
 



viernes, 10 de diciembre de 2010

Abdicación


Fernando Pessoa


Tómame, oh noche eterna,
en tus brazos y llámame hijo.

Yo soy un rey que
voluntariamente abandoné
mi trono de ensueños y cansancios.

Mi espada, pesada en brazos flojos,
a manos viriles y calmas entregué;
y mi cetro y corona
yo los dejé en la antecámara,
hechos pedazos.

Mi cota de malla, tan inútil,
mis espuelas, de un tintineo tan fútil,
las dejé por la fría escalinata.

Desvestí la realeza, cuerpo y alma,
y regresé a la noche antigua
y serena como el paisaje al morir el día.

 

Fernando António Nogueira Pessoa (Lisboa 1888— Lisboa 1935), más conocido como Fernando Pessoa, es uno de los mayores poetas y escritores de la lengua portuguesa y de la literatura europea.



jueves, 9 de diciembre de 2010

Oficio de poeta



De vez en cuando hago el oficio de poeta,
pero soy solamente un hombre que escribe;
tu has leído mil letras que dejé en tu alma:
solo he querido que suenen como poesías.

Ese camino en que ayer nos encontramos,
el mismo que hoy con afán buscamos;
esa soledad que solos no soprtamos,
la misma que muere cuando nos acercamos.

Ese fuego que ardió entre los deseos,
la manzana del éxtasis de la que bebimos,
el mar de suspiros, el universo de besos,
los labios impacientes, el temblor de las venas;

y hasta los días perdidos, las noches sin
sentido, el vacío insondable, el calor y el frío,
el tenerte y no tenerte;  el quererte
y el afán de no dejar de quererte,

la tristeza, el adiós, el encuentro, lo esperado;
de vez en cuando hago el oficio de poeta;
el amor se escribe con esfuerzos increíbles
en esta vida que vivimos, incesantemente.


Junio 2008

Despertamos...



Tu piel sin fin tiene

perfumes del presente

y mis días aromas de olvidos;

caen hojas desveladas

del árbol que sembramos,

y en mi frente un sol

avanza sobre el mediodía.



Delicado es tu halo 

que encierra el encanto

y en mis sueños celestes

hojas verdes aparecen;

el sol  hace luz y brillo

las ramas del pasado

y en sus nidos despertamos.



Un sigilo de nácar rompe

los sonidos fríos del día;

es un bálsamo el olvido

que alivia la piel de la vida;

es un relámpago deleitado

inundando las voces del delirio,

llenando de amor las soledades.



El día se instala en azules

y en todos los colores

que ahora nos reclaman;

yo vi en mi espejo

tus destellos reflejados:

el sorbo de verdad destilado,

la luz ardiendo de alegría.



Y  la piel del sueño

aquí quedó tendida;

el amanecer deshojó

de delirios las madrugadas;

la luz despertó de su espera

desvelada y una lágrima

en los ojos quedó dormida.



Junio 2007