martes, 29 de marzo de 2011

Erótica

Cristina Peri Rossi





De "Palabras de Mujer"  Poetas Latinoamericanas
Siglo XXI Editores 1991






CRISTINA PERI ROSSI nació en Montevideo, Uruguay, el 12 de noviembre de l941.

Desde el principio, usó el segundo apellido en homenaje a su madre, que la instruyó desde pequeña en el amor a la literatura, a la música y a la ciencia.

Estudió biología, pero se licenció en Literatura Comparada. Siendo muy joven obtuvo la cátedra que ejerció hasta que tuvo que abandonar el país, por motivos políticos.

Publicó su primer libro en l963, y obtuvo los premios más importantes de Uruguay, pero su obra fue prohibida, así como la mención de su nombre en los medios de comunicación durante la dictadura militar que gobernó el país de l973 a l985.
Se trasladó a Barcelona, España, en l972; comenzó su actividad contra la dictadura uruguaya, escribió en las páginas de la mítica revista Triunfo, pero nuevamente perseguida, ahora por la dictadura franquista, tuvo que exiliarse en París en l974.

Regresó definitivamente a Barcelona a fines de ese año, obtuvo la nacionalidad española y desde entonces vive en España.

Ha sido profesora de literatura, traductora y periodista, y es conferenciante habitual de universidades españolas y extranjeras. Sus numerosos artículos han aparecido en diversos diarios y revistas: El País, Diario 16, La Vanguardia, El Periódico de Barcelona, El Mundo y Grandes firmas de Agencia Efe.






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lunes, 21 de marzo de 2011

"No soy nada..."

Alvaro de Campos  (Heterónimo de Fernando Pessoa)


No soy nada.
Nunca seré nada.
No puedo querer ser nada.
A parte de eso, tengo en mí todos los sueños del mundo.
Ventanas de mi cuarto,
De mi cuarto de uno de los millones en el mundo que nadie sabe
quién es
(Y si supiesen, ¿qué sabrían?),
Dais al misterio de una calle cruzada constantemente por gente,
A una calle inaccesible a todos los pensamientos,
Real, imposiblemente real, cierta, desconocidamente cierta,
Con el misterio de las cosas bajo las piedras y los seres,
Con la muerte que mancha de humedad las paredes y hace
blancos los cabellos de los hombres,
Con el Destino que conduce la carroza de todo por el camino de
nada.
Estoy hoy vencido, como si supiese la verdad.
Estoy hoy lúcido, como si estuviese por morir,
Y no tuviese más hermandad con las cosas
Que la de una despedida, tornándose esta casa a este lado de la
calle
La hilera de vagones de un tren, y el silbido de una partida
Dentro de mi cabeza,
Y una sacudida de mis nervios y un chirriar de huesos al arrancar.
Estoy hoy perplejo, como quien pensó y halló y olvidó.
Estoy hoy dividido entre la lealtad que debo
A la Tabaquería del otro lado de la calle, como cosa real por fuera,
Y a la sensación de que todo es sueño, como cosa real por dentro.
Fallé en todo.
Como no hice ningún propósito, tal vez todo fuese nada.
El aprendizaje que me dieron,
Descendí por la ventana trasera de la casa.
Fui al campo con grandes propósitos.
Pero allí sólo encontré yerbas y árboles,
Y cuando había gente era igual a la otra.
Me retiro de la ventana y me siento en una silla. ¿En qué he de
pensar?
¿Qué sé yo lo que seré, yo, que no sé lo que soy?
¿Ser lo que pienso? ¡Pienso ser tanta cosa!
¡Y hay tantos que piensan ser la misma cosa que no puede haber
tantos!
¿Genio? En este momento
Cien mil cerebros se piensan en sueños genios como yo,
Y la historia no señalará, ¿quién sabe? ni a uno,
No habrá sino un muladar para tantas futuras conquistas.
No, no creo en mí.
¡En todos los manicomios hay tantos locos deschavetados con
tantas certezas!
Yo, que no tengo ninguna certeza, ¿soy más cierto o menos cierto?
No, ni en mí...
¿En cuántas buhardillas y no buhardillas del mundo
No están en esta hora genios-para-sí-mismos soñando?
¿Cuántas aspiraciones altas y nobles y lúcidas—
Sí, verdaderamente altas y nobles y lúcidas—,
Y quién sabe si realizables,
¿Nunca verán la luz del sol real ni hallaran oídos de nadie?
El mundo es de quien nace para conquistarlo
Y no para quien sueña que puede conquistarlo, aunque tenga
razón.
He soñado más que Napoleón.
He abrazado contra el pecho hipotético más humanidades que
Cristo.
Hice filosofías en secreto que ningún Kant escribió.
Pero soy, y tal vez seré siempre, el de la buhardilla,
Aunque no viva en ella;
Seré siempre el que no nació para esto,
Seré siempre sólo el que tenía cualidades;
Seré siempre el que esperó que le abriesen la puerta al pie
de una pared sin puerta,
Y cantó la cantiga del Infinito en un gallinero,
Y escuchó la voz de Dios en un pozo cegado.
¿Creer en mí? No, ni en nada.
Que me derrame la Naturaleza sobre la cabeza ardiente
Su sol, su lluvia, el viento que me despeina,
Y lo demás que venga si viene o que tenga que venir, o que no
venga.
Esclavos cardíacos de las estrellas,
Conquistamos todo el mundo antes de levantarnos de la cama;
Pero nos despertamos y él es opaco,
Nos levantamos y es ajeno,
Salimos de casa y es la tierra entera,
Más el sistema solar y la Vía Láctea y lo Indefinido.
(Come chocolates, niña;
¡Come chocolates!
Mira que no hay más metafísica en el mundo que la de los
chocolates.
Mira que todas las religiones no enseñan más que la confitería.
¡Come, niña sucia, come!
¡Si pudiera yo comer chocolates con la misma verdad con que tú
los comes!
Pero yo pienso y, al quitarles el papel plateado, que es de estaño,
Arrojo todo al suelo, como tiré la vida.)
Pero queda al menos de la amargura de lo que nunca seré
La caligrafía rápida de estos versos,
Pórtico hendido hacia lo Imposible.
Pero al menos dedico a mí mismo un desprecio sin lágrimas,
Noble al menos por el gesto amplio con que arrojo
La ropa sucia que soy, sin motivo, para el decurso de las cosas,
Y me quedo en casa sin camisa.
(Tú que consuelas, que no existes y por eso consuelas,
O diosa griega, concebida como estatua con vida,
O patricia romana, imposiblemente noble y nefasta,
O princesa de trovadores, gentilísima y colorida,
O marquesa del siglo dieciocho, escotada y distante,
O cocotte célebre del tiempo de nuestros padres,
O no sé qué moderno —no concibo bien qué—,
Todo eso, sea lo que fuera, lo que sea, si puede inspirar ¡qué
inspire!
Mi corazón es un balde vacío.
Como invocan espíritus los que invocan espíritus me invoco
Me invoco a mí mismo y nada encuentro.
Me acerco a la ventana y veo la calle con una nitidez absoluta.
Veo las tiendas, veo las aceras, veo los coches que pasan.
Veo los entes vivos vestidos que se cruzan,
Veo los perros que también existen,
Y todo esto me pesa como un condena al destierro,
Y todo esto es extranjero, como todo.)
Viví, estudié, amé y hasta creí,
Y hoy no hay mendigo al que no envidie sólo por no ser yo.
En cada uno miro los andrajos y las llagas y la mentira,
Y pienso: tal vez nunca hayas vivido ni estudiado ni amado ni
creído
(Porque es posible hacer la realidad de todo eso sin hacer
nada de eso);
Tal vez hayas existido apenas, como un lagarto a quien cortan
la cola
Y que es cola más acá del lagarto que se retuerce.
Hice de mí lo que no supe,
Y lo que pude hacer de mí no lo hice.
Vestí un disfraz equivocado.
Me tomaron enseguida por quien no era, y no lo desmentí, y me
perdí.
Cuando quise arrancarme la máscara,
Estaba pegada a la cara.
Cuando la arrojé y me vi en el espejo,
Ya había envejecido.
Estaba borracho, y no sabía vestir el disfraz que no me había
quitado.
Arrojé la mascara y dormí en el vestidor
Como un perro tolerado por la gerencia
Por ser inofensivo
Y voy a escribir esta historia para probar que soy sublime.
Esencia musical de mis versos inútiles,
quién pudiera encontrarte como cosas que yo hice,
Y no quedarme siempre enfrente de la Tabaquería de enfrente,
Pisoteando la conciencia de estar existiendo,
Como un tapete con el que tropieza un borracho
O la esterilla que los gitanos roban y no vale nada.
Pero el Dueño de la Tabaquería se asomó a la puerta y se quedó
en ella.
Lo miro con la incomodidad de la cabeza torcida
Y con la incomodidad de una alma que mal entiende.
Él morirá y yo moriré.
Él dejará el letrero, yo dejaré versos.
Y un día morirá el letrero y también mis versos.
Después morirá la calle donde estuvo el letrero,
Y la lengua en que fueron escritos los versos.
Morirá después el planeta girante en que todo esto sucedió.
En otros satélites de otros sistemas cualquier cosa como nosotros
Continuará haciendo cosas como versos y viviendo debajo de las
cosas como letreros,
Siempre una cosa frente a otra,
Siempre una cosa tan inútil como la otra.
Siempre lo imposible tan estúpido como lo real,
Siempre el misterio del fondo tan cierto como el sueño del
misterio de la superficie,
Siempre ésta o aquella cosa o ni una ni la otra cosa.
Pero un hombre entró en la Tabaquería (¿a comprar tabaco?),
Y la realidad plausible cae de repente sobre mí.
Me incorporo a medias enérgico, convencido, humano,
Y voy a intentar escribir estos versos en los que digo lo contrario.
Enciendo un cigarro al pensar en escribirlos
Y saboreo en el cigarro la liberación de todos los pensamientos.
Sigo el humo como mi camino,
Y gozo, en un momento sensitivo y adecuado,
La liberación de todas las especulaciones
Y la conciencia de que la metafísica es la consecuencia de una
indisposición.
Después me reclino en la silla
Y sigo fumando.
Seguiré fumando hasta que el Destino me lo permita.
(Si me casase con la hija de mi lavandera
Tal vez sería feliz.)
Visto esto, me levanto de la silla. Me acerco a la ventana.
El hombre salió de la Tabaquería (¿guarda el cambio en el bolsillo
del pantalón?).
Ah, lo conozco: es Esteves sin metafísica.
(El Dueño de la Tabaquería llegó a la puerta.)
Como por un instinto divino, Esteves se volvió y me vio.
Hizo una señal de adiós, le grité ¡Adiós, Esteves!, y el universo
Se reconstruye en mí sin ideal ni esperanza, y el Dueño de la
Tabaquería sonrió.

"Tabaquería"  Álvaro de Campos


Fernando António Nogueira Pessoa (Lisboa 1888— Lisboa 1935), más conocido como Fernando Pessoa, es uno de los mayores poetas y escritores de la lengua portuguesa y de la literatura europea.

sábado, 19 de marzo de 2011

La mano de Dios

Hans Borli






Mi pequeña vida recóndita:
Una llama de cerilla
que flamea asustada
en el hueco de la mano de Dios
durante las ventosas noches del mundo.

Sí, en el asustado resplandor de mí mismo,
he visto la palma de
la mano de Dios.
Era dura y tosca
gastada
como la mano de un colono
que una tarde en su campo
aplasta un grano de cebada para ver
si el meollo es bueno.




Hans Borli(Noruega, 1918-1989)

Hans Borli creció en una pequeña granja, en un área sin caminos, parte de los bosques en Eidskog Kommune de Noruega.  La experiencia de pobreza y dificultad dejaría una impresión profunda sobre su arte posterior. Sin embargo, los efectos positivos de vida cerca de la naturaleza, la sabiduría, la tradición y la solidaridad entre trabajadores también tendrían enorme eco en sus escritos. La lectura extensa derivó en un temprano impulso de escribir. Expresa sentimientos personales, vistos en el entorno de un trabajador campesino,  como también una reflexión sobre la posición de inferioridad económica y social. Su abuelo, gran narrador oral de leyendas e historias también es considerado una influencia importante sobre el jóven.  Una educación estricta cristiana dejaría a Borli siempre luchando con las fuerzas contrarias de rebelión y un sentido profundamente impregnado de temor religioso.



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miércoles, 16 de marzo de 2011

Silencio

Lucian Blaga


 

Hay tanto silencio en torno que me parece oír
estrellarse los rayos de la luna en los vidrios.

En mi pecho
nace una voz extraña:
una cadencia triste que no me pertenece.

Se dice que los antepasados muertos antes de tiempo,
con sangre aún joven en sus venas,
con sangre dueña de grandes pasiones,
con el vivo sol en sus amores,
vienen,
vienen para terminar de vivir
en nosotros
su vida aún no vivida.

Hay tanto silencio en torno que me parece oír
estrellarse los rayos de la luna en los vidrios.

Quién sabe alma mía, en qué pecho cantarás tú también
más allá de los siglos,
qué cuerdas de silencio harás vibrar,
en qué arpa de tinieblas ahogarás tu nostalgia,
quebrarás tu alegría de vivir ? Quién lo sabe ?
Quién lo sabe ?




Lucian Blaga (1895-1961) fue un poeta, dramaturgo y filósofo rumano. Es considerado uno de los grandes poetas rumanos del siglo XX (identificándose como estilo con el expresionismo) y es el primer filósofo rumano que desarrolló un sistema. Aplicó sus teorías filosóficas en varias poesías, especialmente el "conocimiento luciferico" (opuesto al conocimiento racional, científico, que representa la luz, la claridad y que de esta manera destruye los misterios del universo). Fue elegido miembro de la Academia Rumana en 1936 y en 1956 fue nominado por la Academia Sueca para recibir el premio Nobel de Literatura.







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sábado, 12 de marzo de 2011

Huida de la Juventud / En la niebla


Hermann Hesse


HUIDA DE LA JUVENTUD

El estío, cansado, inclina la cabeza
para verse surgir, amarillo, del lago.
Hago mi camino cansado y polvoriento
por las alamedas en penumbra.
El viento titubea y corre entre los álamos.
A mis espaldas, el cielo empieza a enrojecer.
Delante de mí tengo el miedo de la noche.
Y crepúsculo. Y muerte.
Hago mi camino cansado y polvoriento,
y detenida y dudosa queda tras de mí
la juventud, que baja su hermosa cabeza
y se niega a acompañarme.
EN LA NIEBLA

¡Qué extraño es vagar en la niebla!
En soledad piedras y sotos.
No ve el árbol los otros árboles.
Cada uno está solo.

Lleno estaba el mundo de amigos
cuando aún mi cielo era hermoso.
Al caer ahora la niebla
los ha borrado a todos.

¡Qué extraño es vagar en la niebla
!Ningún hombre conoce al otro.
Vida y soledad se confunden.



HERMANN HESSE

HERMANN HESSE
Novelista y poeta alemán, nacionalizado suizo. A su muerte, se convirtió en una figura de culto en el mundo occidental, en general, por su celebración del misticismo oriental y la búsqueda del propio yo. Hesse nació el 2 de julio de 1877 en Calw, Alemania. Hijo de un antiguo misionero, ingresó en un seminario, pero pronto abandonó la escuela; su rebeldía contra la educación formal la expresó en la novela Bajo las ruedas (1906). En consecuencia, se educó él mismo a base de lecturas. De joven trabajó en una librería y se dedicó al periodismo por libre, lo que le inspiró su primera novela, Peter Camenzind (1904), la historia de un escritor bohemio que rechaza a la sociedad para acabar llevando una existencia de vagabundo. Durante la I Guerra Mundial, Hesse, que era pacifista, se trasladó a Montagnola, Suiza; se hizo ciudadano suizo en 1923. La desesperanza y la desilusión que le produjeron la guerra y una serie de tragedias domésticas, y sus intentos por encontrar soluciones, se convirtieron en el asunto de su posterior obra novelística. Sus escritos se fueron enfocando hacia la búsqueda espiritual de nuevos objetivos y valores que sustituyeran a los tradicionales, que ya no eran válidos. Demian (1919), por ejemplo, estaba fuertemente influenciada por la obra del psiquiatra suizo Carl Jung, al que Hesse descubrió en el curso de su propio (breve) psicoanálisis. El tratamiento que el libro da a la dualidad simbólica entre Demian, el personaje de sueño, y su homólogo en la vida real, Sinclair, despertó un enorme interés entre los intelectuales europeos coetáneos (fue el primer libro de Hesse traducido al español, y lo hizo Luis López Ballesteros en 1930). Las novelas de Hesse desde entonces se fueron haciendo cada vez más simbólicas y acercándose más al psicoanálisis. Por ejemplo, Viaje al Este (1932) examina en términos junguianos las cualidades míticas de la experiencia humana. Siddharta (1922), por otra parte, refleja el interés de Hesse por el misticismo oriental —el resultado de un viaje a la India—; es una lírica novela corta de la relación entre un padre y un hijo, basada en la vida del joven Buda.

martes, 8 de marzo de 2011

ENERO...

Diego De Castro Korgi


Tu no has querido que
tus palabras pierdan
las letras en los
sonidos al viento.

Tu has traído tu
imagen de nuevo
a mis espejos;
tu has querido que
tu paso suba como
enredadera mi escalera.

Tu no has querido que
la luz se apague
en este camino celeste.
de incógnitas y lunas. 

Tu has enhebrado
uno a uno, el recuerdo
de los besos formando
un lazo que ata 
tus relojes
a mi presente.

Y yo,  recibo tu esencia
de nuevo, como un campo
sediento, a veces ciego,
a veces, a veces mudo,
a veces desesperado,

Tu lo has querido...
                 
  Enero 19 2007


viernes, 4 de marzo de 2011

Búsqueda de una definición

Paul Auster



 Siempre el más pequeño acto posible
en este tiempo de actos mayores que la vida
un gesto para lo que pasa casi sin ser visto.
Un pequeño viento agitando una hoguera,
por ejemplo,que encontré hace pocos días
por accidente en la pared de un museo.
No es mucho.
Unos cuantos jirones de blanco
ociosamente arrojados contra el negro
intacto del fondo, tan sólo un pequeño gesto
intentando no ser más de lo que es.

Y, sin embargo, no está aquí,
y a mis ojos jamás se convertirá
en una cuestión de intentar simplificar el mundo,
sino en una forma de buscar
un lugar por el que entrar al mundo
una forma de estar presente
entre las cosas que no nos quieren
pero que necesitamos en la misma medida
en que nos necesitamos a nosotros mismos.

Hace tan sólo un instante,
la bella mujer que se erguía ante mí
me había estado diciendo
cuánto deseaba un niño
y cómo el tiempo empezaba a agotársele.
Acordamos escribir cada uno un poema
usando las palabras
«un pequeño viento agitando una hoguera».

Desde aquel instante
nada ha significado tanto
como el pequeño acto
presente en estas palabras,
e! acto de intentar decir
palabras que apenas tienen significado.

Hasta el final quiero igualarme
a cuanto el ojo pueda,
quiera traerme,
como si finalmente pudiera
verme a mí mismo
liberado en las cosas
casi invisibles que junto a nosotros
y todos los niños aún no nacidos
nos llevan al mundo.



Paul Auster nació el 3 de febrero de 1947 en Newark (Nueva Jersey) y, además de sus  actividades en la industria del cine, se dedicó a traducir poesías francesas y a escribir novelas. Una de ellas, titulada “Leviatán”, lo hizo acreedor del Premio Médicis en 1993.
Su contacto con el mundo de las letras comenzó desde pequeño, a través de la biblioteca de un tío suyo y, con tan sólo 12 años, Auster empezó a volcarse a la escritura. Entre 1965 y 1967 estudió literatura francesa, italiana e inglesa en la Universidad de Columbia y, por ese entonces, comenzó a traducir a autores franceses como André Du Bouchet y Jacques Dupin.

 
 
 
"Number 14," Óleo,  Bradley Tomlin Walker

jueves, 3 de marzo de 2011

La voz del poeta

Martha Canfield




Entonces tu voz empieza
a abanicar el aire pesado de la tarde
finales de febrero y el sol cayendo a pique
y a través del velo sudoroso del ambiente
unos como pasos ya precipitados
gorriones temerosos en campo de recreo
que salen de mí
y se van de mí
y yo los dejo
y se apoyan en el ala tan cálida
de tu voz querida
y el aire de la tarde abre rutas
hasta hoy insospechadas
y en el balanceo nos vamos
tú yo tu voz mi agitación
y este susurro
que ya no tiene aquí ni tiene ahora
desde donde vamos
vas
y yo te sigo
persiguiendo hechizada aquello que no sé
y tampoco podría saber si lo adivino
vagamente un poco
pálido si quieres
y triste como el gesto inicial de la sonrisa
donde creo por fin encontrarte
y quedarme serena
un instante alargado larguísimo
hasta que el sol se esconde
y volvemos otra vez
a cortar flores y arreglar jarrones
para dejarlos
así muy quietos
arriba de las mesas

 

Martha Canfield nació en Montevideo, Uruguay, en 1949. Nacionalizada italiana, es poeta, traductora, ensayista y antologista de poesía. Egresada del Instituto Caro y Cuervo y Doctora en Filosofía y Letras de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá. Libros de poesía publicados en español: Anunciaciones, 1977; Mar/Mare, 1989, El viaje de Orfeo, 1990; Caza de altura, 1994; y en italiano: Nero cuore dell’alba, 1998 y Capriccio di un colore, 2004. También ha publicado, entre otros, los libros ensayísticos: La provincia inmutable. Estudios sobre la poesía de Ramón López Velarde, 1981; “El patriarca” de García Márquez, arquetipo literario del dictador latinoamericano, 1984; Configuración del arquetipo, ensayos de literatura hispanoamericana, 1988 y El diálogo infinito: una conversación con Jorge Eduardo Eielson, 1995. En italiano ha preparado la edición (con traducción y crítica) de la novela de Vlady Kociancich, Últimos días de William Shakespeare, 1985; y varias antologías poéticas: Idea Vilariño, La sudicia luce del giorno, 1989; Jorge Eduardo Eielson, Poesía scritta, 1993; Álvaro Mutis, Gli elemento del disastro, 1997; y Mario Benedetti, Inventario, 2001. Desde 1996 está vinculada a la Universidad de Florencia. 
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