lunes, 25 de abril de 2011

La Piedra

Gonzalo Rojas



La piedra

Por culpa de nadie habrá llorado esta piedra.

Habrá dormido en lo aciago
de su madre esta piedra
precipicia por
unimiento cerebral
al ritmo
de donde vino llameada
y apagada, habrá visto
lo no visto con
los otros ojos de la música, y
así, con mansedumbre, acostándose
en la fragilidad de lo informe, seca
la opaca habráse anoche sin
ruido de albatros contra la cerrazón ido.

Vacilado no habrá por esta decisión
de la imperfección de su figura que por oscura no vio nunca nadie
porque nadie las ve nunca a esas piedras que son de nadie
en la excrecencia de una opacidad
que más bien las enfría ahí al tacto como nubes
neutras, amorfas, sin lo airoso
del mármol ni lo lujoso
de la turquesa, ¡tan ambiguas
si se quiere pero por eso mismo tan próximas!

No, vacilado no; habrá salido
por demás intacta con su traza ferruginosa
y celestial, le habrá a lo sumo dicho al árbol: -Adiós
árbol que me diste sombra; al río: -Adiós
río que hablaste por mí; lluvia, adiós,
que me mojaste. Adiós,
mariposa blanca.

Por culpa de nadie habrá llorado esta piedra.




Gonzalo Rojas Pizarro (Lebu, 20 de diciembre de 1917 – Santiago, 25 de abril de 2011) fue un poeta chileno perteneciente a la llamada «Generación de 1938». Su obra se enmarca en la tradición continuadora de las vanguardias literarias latinoamericanas del siglo XX. Ampliamente reconocido a nivel Hispanoamericano, fue galardonado, entre otros, con el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana 1992, el Premio Nacional de Literatura de Chile 1992 y el Premio Cervantes 2003.
Es considerado uno de los más grandes poetas chilenos del Siglo XX. Su poesía, según él mismo ha expresado, tiene grandes influencias del surrealismo (aunque él no se consideraba surrealista), de los poetas latinos como Catulo y de César Vallejo.


.Fotografía superior: Santiago Nuñez

jueves, 14 de abril de 2011

Biografía del Dolor

Thomas Bernhard 

 


Donde ayer dormí es hoy día de asueto. Ante
la entrada
se apilan las sillas y nadie, a quien preguntó por mí, me
ha visto.
Las aves han alzado el vuelo para dibujar mi cara
en las nubes
encima de m casa y encima del jardín de los muertos.

Con los difuntos conversé y hablamos de la lira
del mundo
a la que sus bocas ya no engendran,ni sus labios 
que hablan un lenagua que al perro de mi primo aflige.

La tierra habla una lengua que nadie entiend
porque es inagotable —a ella le arranqué estrellas
y podré
en medio de la desesperación
y bebí el vino de su cántaro
cocido con mis dolores.

Estas carreteras conducen al destierro. Percibo a Dios
detrás de un vidrio y al diablo en un altavoz;
ambos llegan juntos a mi corazón
que anuncia la decadencia de las almas

La hojarasca revolotea sin cesar por las callejuelas
causando destrozos en los monumetos

En octubre quisiera soñar con la hierba
Abajo de la puerta de casa está clavado
  un mandamiento: 
           NO MATARÁ


Pero en el diario hay tres asesinatos cada día
que podrían ser míos o de algunos de mis amigos.
Los leo como a un fábula,
de una puñalada a otra, sin aburrirme.
Mientras confunden la carne y la fama
mi alma duerme bajo el movimiento de la mano
de Dios.

Del libro "Así en la tierra como en el Infierno"  publicado en 1957


Thomas Bernhard nació en Heerlen (Países Bajos), el 9 o el 10 de febrero (no se sabe con certeza) de 1931 como hijo ilegítimo o natural de Herta Bernhard (1904-1950) y el carpintero Alois Zuckerstätter (1905-1940); quedó marcado por una infancia de grandes carencias económicas, afectivas y corporales (fue un enfermo crónico durante casi toda su vida). Murió el 12 de febrero de 1989, en Austria, dejando tras de sí una obra considerable que incluye 19 novelas, 17 obras teatrales y otros tantos libros breves o autobiográficos. En su calidad de testigo de la historia reciente y de su país, Austria, al que le unía una relación de amor-odio amarga y descarnada, su saga autobiográfica (El origen, El sótano, El aliento, El frío y Un niño) aproxima a la realidad del ser humano doliente y hermético que analiza sin piedad el mundo que le ha tocado vivir. Ello lo convierte en un autor intenso, insoslayable, que hay que leer minuciosamente.
El estilo de Bernhard abunda en frases reiterativas y encadenadas, se detiene en el detalle con minuciosidad obsesiva, avanza un paso y retrocede para volver sobre lo mismo, y abomina de los puntos y aparte. Su temática se muestra dolorosamente crítica con lo deleznable que el ser humano puede llegar a ser, sobre todo cuando actúa de manera gregaria. Sus temas recurrentes son el trabajo intelectual como un absurdo que acaba por conducir a la locura, la ignorancia como origen de la maldad y la violencia del hombre; la soledad del ser humano y su imposibilidad de comunicarse con quienes le rodean; la obsesión que deriva en locura, la tenacidad que aboca al hombre al desastre y la incapacidad humana para sustraerse a sus propias obcecaciones y limitaciones.
Miguel Sáenz ha traducido casi la totalidad de su obra al español.
     
Premios
  • 1963 Julius-Campe-Stipendium, beca asignada también a Gisela Elsner e Hubert Fichte;
  • 1965 Literaturpreis der Freien Hansestadt Bremen por "Frost";
  • 1967 Literarische Ehrengabe des Kulturkreises im Bundesverband der deutschen Industrie
  • 1968 Premio Nacional Austriaco de Literatura (Österreichischer Staatspreis für Literatur)
  • 1968 Premio Anton Wildgans (Anton-Wildgans-Preis)
  • 1970 Premio Georg Büchner (Georg-Büchner-Preis)
  • 1972 Premio Franz Theodor Csokor (Franz-Theodor-Csokor-Preis)
  • 1972 Premio Grillparzer (Grillparzer-Preis)
  • 1972 Premio Adolf Grimme (Adolf-Grimme-Preis)
  • 1974 Hannoverscher Dramatikerpreis
  • 1974 Premio Séguier (Prix Séguier)
  • 1976 Premio Literario de la Cámara de Comercio Austriaca (Literaturpreis der Österreichischen Bundeswirtschaftskammer)
  • 1983 Premio Literario Internacional Mondello
  • 1988 Premio Médicis (Prix Médicis) por "Alte Meister".
  • 1988 Premio Antonio Feltrinelli (Antonio-Feltrinelli-Preis). Rechazado.

lunes, 11 de abril de 2011

Siete poemas

Marguerite Yourcenar


Siete poemas para una muerta

I. Cansados de esperar, los que nos esperaron,
Murieron sin saber que estábamos llegando,
Sus brazos abiertos despacio se cerraron
Y en vez del recuerdo, vino el pesar temblando.

La flor y la oración, la más tierna mirada,
Son ofrendas que Dios no podrá bendecir.
La muerte no escucha la vida desterrada;
Nos junta solamente y no nos puede unir.

Nunca conoceré esa apacible tumba;
Es demasiado tarde, mi grito retumba
Sin eco en la tierra de sorda eternidad;

La muerte desdeñosa o por la fuerza muda,
Nos deja en este umbral oscuro de la duda
Donde no fue el amor y está su soledad.

II. Aquí están la miel profunda de las rosas,
La fragancia, el color, el respirar amado.
No sonreirás más a la luz de las cosas;
Tu gesto de abrazar en suspenso ha quedado.

Ya no sentirán más tus párpados dormidos
El largo deshojar de la melancolía.
Tu corazón se aleja en cielos desvaídos
y yo llego puntual para ver la agonía.

El ser no es más que un nombre; el tiempo es un día;
Por la ruta del sol tu sombra yo amaría
Pero contra la tumba mi amor se golpeó.

La muerte no vacila y supo alcanzarte;
Si me recuerdas hoy sabrás compadecerte
De esta oscuridad que tu antorcha encendió.

III. No había que titubear; había que acudir;
Había que llamar; no había que callar.
No supe presentir que ibas a morir
Y continué mi aislado camino de pasar.

No supe presentir que vería agotarse
El claro manantial donde la sed termina;
No supe presentir que la muerte germina
Un fruto misterioso en la tierra de amarse.

Aquí están mis ojos, mis manos, mi paso
De ayer por el jardín que ahora yace raso;
Te busco titubeando como un extranjero,

Pero sin alcanzarte; me acuso; y envidio
Aquel que comprendió que todo es pasajero
Y descubrió su amor frente a tu espejo tibio.

IV. Jamás de tu alma conocerás el viaje
Comenzado en mi alma al despuntar el día;
Ni el tiempo, ni el amor, ni la edad, ni el paisaje
Borrarán tu huella grabada con la mía.

No sabrás que tiene tu rostro la belleza,
Que el mundo por tu azul dulzura resplandece,
Que la transparencia del lago en la maleza
Refleja tu mirar donde el sol amanece.

Nunca jamás sabrás que eres en mi mano
El oro del farol sobre el andar del mar;
Que tu lejana voz se mueve en mi cantar,

Que tu antorcha, tu luz y resplandor arcano
Me indican el dulce sendero de vivir
Juntos, en una sola sombra de seguir

V. La estrella centelleante es del ciprés la fruta
Balanceando la noche lenta del verano;
La vida en sus velos desnuda por su ruta
Despliega tu esplendor cada vez más cercano.

Tu amor y mi amor, nuestros cuerpos y el latido,
Serán nuevamente diversa infinidad;
La araña constante extiende su tejido
Y el universo atroz teje la eternidad.

El mar sin mañana nos trae a la ribera,
Nos lleva debajo de una puerta soñera;
En todo morirnos, en todo renacemos,

Pero en el corazón de sed desconocida
Amor y esperanza imaginan que vemos
De aquella muerte el astro engendrar esta vida.

VI. La miel de las cosas al fondo inalterable
Es deseo, dolor y es remordimiento;
Alambique sin fin donde el tiempo incansable
Destila del día o la noche el movimiento.

Comienza a madurar otra vez el rumor ,
La misma nota vibra en distintos sonidos;
No se puede cortar del perfume la flor
Ni el alma del cuerpo eternamente unidos.

El cielo nos retira la escala fugaz,
No verás derramarse el amor por mi faz;
Cada día cerrará la luz que te veía,

Cada noche en la noche vendrá progresando,
Como en tus brazos lentamente yo venía,
Para cerrar también lo que se está apagando.

VII. Aquí viene en silencio el espacio del canto
Que puede sin herirte pasar a tu lado;
Dejemos las flores cubrirte con su llanto,
La sonrisa trazar en el rostro el pasado.

Cuando la máscara desciende fatigada
Y se deslizan en el lecho los durmientes,
Todos los dedos de la hierba derribada
Quisiera acariciar con mis manos ardientes.

Es hacia tu dulzura que va mi sendero.
De este suelo acompasado el jardinero
Del olvido barre el otoño de quererte.

El amor inmortal corre en la lejanía
De la sangre, y no turbaré con mi elegía,
La cita infinita de la tierra y la muerte.

Versión de Silvia Barón-Supervielle


Marguerite Yourcenar (Marguerite de Crayencour, Bruselas, 1903 - isla de Mount Desert, Maine, EE UU, 1987) Escritora francesa de origen belga. 

 Poeta, novelista e historiadora belga de origen francés nacida en Bruselas en 1903.
Huérfana de madre desde su nacimiento, fue educada con gran esmero por su padre quien fomentó en ella el interés por la literatura. Publicó  la primera colección de poemas en 1921 bajo el título "El jardín de las quimeras" y una segunda colección en 1922  denominada "Los dioses no han muerto".
Viajó a Estados Unidos en 1939 como catedrática de Literatura comparada en el Instituto Sarah Lawrence College de Nueva York,  y posteriormente estableció su residencia definitiva en el estado de Maine, obteniendo la nacionalidad norteamericana en 1948. Fue reconocida mundialmente por la publicación de la novela "Las memorias de Adriano" en 1951, fama consolidada  con otras novelas entre las que sobresale "Opus Nigrum" en 1968. En 1980 fue galardonada con la Legión de Honor  y nombrada miembro de la Academia Francesa.
Falleció en diciembre de 1987. 




 .

miércoles, 6 de abril de 2011

El río sabe

Sunil Gangopadhyay



El río sabe 


A la orilla del río solitario permanece una camisa azul de algún infeliz
No hay nadie, ni la clara luz del día
Es un día vacío lleno de sombra
¿Dónde se ha ido ese hombre? ¿Entró en el agua, de repente,
buscando un infierno que cubre su corazón?
¿O acaso esté acostado
en el adornado silencio del bosque?
Sobre su cuerpo se han marchitado algunas hojas
Los infelices nunca dejan las huellas de los pasos andados
Pero al borde del río, este enjambre de hilos azules parece la fábula real de alguna vida
Como si la esencia de unos cuantos alientos,
la vanidad de un reino perdido, una carta desazonada
fueran mías, pues fui yo quien algún día
aquí se ahogó en silencio; el río sabe.





Sunil Gangopadhyay ( Bangla, Shunil Gônggopaddhae), (nacido el 7 de septiembre de 1934) es un célebre indio poeta y novelista.
Autor de más de 200 libros, Sunil es un escritor prolífico que ha destacado en diferentes géneros, pero declara la poesía  su "primer amor". Su Nikhilesh Neera y series de poemas (algunos de los cuales han sido traducidos. en cuanto a ti, Neera y soplo en el bosque) han sido muy populares.
Al igual que en la poesía, Sunil es conocido por su estilo único en prosa. Arjun, Pratidwandi, filmado Satyajit Ray (Título Inglés: El adversario), Aranyer Din-Raatri (Los días y las noches de la Selva, también filmado por Satyajit Ray), Ekaa Ebong Koyekjon son algunas de sus obras conocidas y de ficción. Su ficción histórica Sei Somoy (traducida al Inglés por Aruna Chakravorty ) recibió el premio de la India Sahitya Akademi en  1985. Sei Somoy sigue siendo un best-seller más de dos décadas después de su primera publicación.  Lo mismo es cierto para Pratham Alo (también traducida recientemente por Aruna Chakravorty como First Light), otro best seller de ficción histórica y Purbo-Paschim, una representación cruda de la partición y sus consecuencias vista a través de los ojos de tres generaciones de los bengalíes en Bengala Occidental , Bangladesh y otros lugares.  También es el ganador de la Puraskar Bankim (1982), y el Puraskar Ananda (en dos ocasiones, en 1972 y 1989).
Sunil ha escrito (y todavía escribe) en muchos otros géneros incluyendo viajes, ficción para niños, cuentos, características y ensayos.
A pesar de que ha escrito todo tipo de ficción para niños, un personaje creado por él y que se destaca sobre el resto, es Kakababu , el aventurero tullido, acompañado por su joven adulto Shantu sobrino, y su amigo Jojo.  Sunil Gangopadhyay ha escrito más de 35 novelas de esta popular serie, la mayoría de los cuales aparecieron en la revista  Anandamela.