lunes, 19 de septiembre de 2011

El exceso más perfecto

Ana Luisa Amaral






Quisiera un poema de respiración tensa
y sin pudor.
Con la elegancia redonda de las mujeres barrocas
y el reverso todo del arbusto fino.
Un poema que Rubens envidiaría, al ver,
desde el fondo de tres siglos,
su cuerpo magnífico echado sobre un diván,
y reclinados los brazos desnudos,
sólo con pulseras tan (pero tan) preciosas,
y un angelito encima,
en su pequeño nicho hecho nube,
resguardándolo, dulce.
Un poema así quisiera.

Mucho más todo que las dignidades griegas
de equilibrio.
Un poema hecho de excesos y dorados,
y todavía muy bello en su pujanza oscura y mística.
Ah, como quisiera yo un poema diferente
de la pureza del granito, y de la pureza del blanco,
y de la transparencia de las cosas transparentes.
Un poema exultando en la angustia,
un largo rododendro color de sangre.
Una alameda entera de rododendros por donde el viento,
al pasar, se detuviera deslumbrado
y en desvelo. Y allí se quedara, aprisionado en el cántico
de sus pulseras tan (pero tan)
preciosas.

Desnudo, de redondas formas, tal poema quisiera.
Una contrarreforma del silencio.

Música, música, música llenándole el cuerpo
y el cabello trenzado con flores y serpientes,
y una fuente de espanto polifónico
escurriéndosele por los dedos.
Reclinado en diván forrado de terciopelo,
su desnudez redonda y plena
haría a grifos y sirenas empalidecer.
Y a los pobres templos, de líneas tan contenidas y tan puras,
temblar de miedo solamente de la fulguración
de su mirar. Dorado.

Música, música, música y la explosión del color.
Espiando desde el fondo de tres siglos,
un Murillo callado, al ver que simples eran sus ángeles
junto a los ángeles desnudos de este poema,
cantando en conjunción con otros
astros de oro
salmodias de amor y de perfecto exceso.

Góngora empalidece, como los grifos,
ahora que lo contempla.
Esta contrarreforma del silencio.
Su mano alzada rumbo al cielo, cargada
de nada. 









Ana Luisa Amaral nació en Lisboa, pero a partir de la edad de nueve años ha vivido en Leça da Palmeira , cerca de Porto . Estudió en la Universidad de Porto, donde obtuvo su doctorado en 1995 con una tesis sobre la poesía de Emily Dickinson . Actualmente es Profesor Asociado en el Departamento de Anglo-American Studies de la Universidad de Porto, así como miembro fundador del Consejo de Administración de Margarida Instituto UP de Losa de Literatura Comparada. Su investigación académica se centra en las áreas de la poética comparada, los estudios feministas y la teoría querer . Además de publicar numerosos artículos en revistas portuguesas e internacionales, en 2005 fue co-autor (con Ana Gabriela Macedo) el Dicionário da Crítica Feminista (Diccionario de la crítica feminista), y recientemente ha publicado una nueva edición anotada de las feministas clásicas Novas Cartas Portuguesas (las cartas del Nuevo portugués) por María Isabel Barreno, Maria Teresa Horta y Maria Velho da Costa

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