Diego De Castro Korgi
Todavía tengo el tiempo de la noche sigilosa,
el sonido del cristal donde canta el viento;
tengo el sueño del alba dormida en los jardines
y el letargo del corazón en sus compases.
Todavía tengo un refugio para la fatiga
donde florece el silencio en mil estrellas;
esa luna blanca donde escondo amaneceres
y donde guardo el secreto de otras noches.
Todavía tengo el tibio color de la mañana
y mi ventana hecha un manantial de luces;
mi frente con la mano dibujada y el susurro
del aire convirtiendo en voces mis suspiros.
Y sobre todo tengo tu calor y tu alma entre
mis manos, y tu mirada en vuelo posándose
en mi pecho, tu voz de cascada en mis
silencios y la flor aún abierta de tu poesía.
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