He ido, lentamente, esperándote.
En la tarde que aproxima tu llegada;
en la penumbra que presagia tu perfume;
en la aurora que dibuja soles en tu frente.
He ido paso a paso, descubriéndote.
En la mirada del cristal de tus ojos;
en la caricia de luna de tus manos;
en la esquina donde ayer caminabas.
He ido contra el viento, reconociéndote.
En los rostros del aire que te dibujan;
en el halo que deja tu figura incesante;
en el tiempo que te trajo hoy a mi tiempo.
He ido, día a día, recobrándote:
En el instante de abrazarte a mi alma;
en el momento de guardarte en mi sueño;
en el eco de mi susurro en tu cielo.
He ido, solo, a veces, recordándote:
En el adiós gris de aquella mañana,
en el camino oscuro de aquella noche ,
en el abrazo ilusionado del encuentro.
He ido deshojándote, desviviéndome,
pétalo a pétalo, en los jardines busqué;
en los caminos pegunté ya sin aliento;
en mis ojos estabas como aquella rosa:
...te encontré en el jardín de los amores,
he ido corriendo con el corazón anhelante;
en mis ojos vivía todavía tu rosa que era mía:
La que aún quería entregarme su perfume!
No hay comentarios:
Publicar un comentario