domingo, 22 de julio de 2012

Nocturno Imperio

Perre Gimferrer







¿Aún más?
                 No. basta ya. Disueltas
aguas, cuando el joyel de fuego se rompe.
Más añorada perla, muy sutil
la blancura de una espalda. este relámpago
de la nieve en tu vientre, en tu cuerpo tibio,
dorado como el otoño cuando mueve hogueras,
mío ya para siempre en la noche de los cuerpos,
esta luz de mi recuerdo, todavía
más viva porque una vez más los ojos
crean esta luz, de bronce, de cobre,
la herramienta viva del cuerpo diamantino.
Cincel de fuego, de nieve. El agua ¿es
su claridad transparente? Disolverse el alma
como en el pozo de una mina. El hombre sabe
las celadas de la luz, del cuerpo. La música,
con tanta claridad, no nos dejará ciegos,
pero dementes ¿quién sabe? Tal vez una corriente
y perderse en ella. Los primeros compases dicen
lo inestable, lo secreto, aquello que espera,
secreto como una hoja de otoño,
pero secreto mortal. ¿Quién lo sabe? ¿La piel
de los amantes, toda sol? ¿Tal vez las hojas,
verdes de tanta luz? ¿El sol, que mueve los árboles?
Porque, si cierro los ojos, es la llanura
unas aguas vivientes, un exterminio,
vides de la vendimia, cuando los oros
apesadumbran los ojos. Más oscuro, el vientre.
un imperio marino. Como cuando las cuerdas
del violín, reclamo de un vasto reino,
abren un tema, y es como si desgarraran
el cuerpo, cortina negra, boca
de escenario olvidado. Ausentes orquestas.
Esta tibieza -y es como un lienzo
vacío de pared la vida para nuestra mirada,
los oros del muro húmedo- cuando, cuerpo con cuerpo,
con alas de gerifalte, que tan fuertemente palpitan,
palpita el pecho, y es el aliento, y las hojas
con el mismo rumor se mueven: sol
con sol, apoteosis. Brillan carros.
El decorado tal vez. Este pico de púrpura.
¿De qué país? ¿De qué fuego de encrucijadas?
¿Qué otoño o invierno desgarra los cuerpos?
Cuerdas pulsadas, más sutil claridad
filtrada en los ojos. Dejadme. Sí, la música,
como un cuerpo con luz de plenilunio,
el último abismo, el fondo del fondo, las aguas
que musgosas se cierran cuando un cuerpo,
diamantino como el agua, se convierte en silencio.


Pere Gimferrer Torrens  (Barcelona22 de junio de 1945) es un poeta, prosista, crítico literario y traductor español. Su obra literaria está compuesta tanto de obras en castellano como en catalán. Fue elegido miembro de la Real Academia Española en 1985. Premio Nacional de las Letras Españolas en 1998.
nicia su actividad como poeta con Mensaje del Tetrarca (1963). Le siguen Arde el mar (Premio Nacional de Poesía, 1966) y La muerte en Beverly Hills (1968) y Extraña fruta y otros poemas (1969). En todos ellos se observa una fastuosidad verbal que, desde el magisterio del Modernismo, reclama una poesía de sensaciones. El distanciamiento culturalista y la reflexión metapoética son también elementos constantes. Todo ello le valió el reconocimiento unánime como uno de los poetas más originales nacidos después de la Guerra Civil y que más había modificado el panorama de la poesía española contemporánea por la innovación de sus propuestas.
En aquella época reivindicaba las influencias de autores vivos que conocía personalmente, como Vicente Aleixandre y Octavio Paz, así como los ejemplos leídos de Lautréamont,Federico García Lorca y Wallace Stevens.
En 1970 escribió y publicó Els miralls, su primer libro de poesía en catalán, que pronto fue seguido por Hora foscant (1972) y Foc cec (1973). Es ésta una poesía discursiva, metaliteraria, que ensaya enlazar el Barroco y las vanguardias. Explora las tenues fronteras entre realidad real y realidad artística.
De 1977 es L'espai desert. Siguiendo el ejemplo de T.S. Eliot, plantea un poema extenso de reflexión amorosa, sexual.
En 1981 recopiló toda su obra anterior en Mirall, espai, aparicions, que incluía un libro nuevo, Aparicions. Posteriormente publicó El vendaval (1989) y La llum (1991), en las cuales domina la nota visual, el epigrama. Mascarada (1996) es un largo poema unitario en el cual, con un trasfondo parisino (paisaje y referencias literarias), insiste en temas de la experiencia amorosa, llegando a extremos de crudeza y provocación. En L'agent provocador (1998), las prosas poéticas son una reflexión sobre cómo el yo se hace autoconsciente en la escritura, el paso del yo activo al yo reflexivo, combinado con detalles autobiográficos.
En el año 2000 Visor editó Poemas (1962-1969), recopilación de toda la poesía originariamente escrita en castellano.